Los Chicos de Rebelde

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Los galanes de la novela más exitosa de la televisión mexicana, Rebelde.

MIGUEL ARANGO – Alfonso Herrera

Nuevo, becado. Es sincero, leal… se mueve por impulsos y por su inquebrantable código de honor. Marcado por el suicidio de su padre viene de E.U.A. a México buscando venganza, pero la persona a la que tiene que destruir se convierte en su primer gran amor y todo su mundo se da vuelta. Deberá decidir qué camino seguir, el que le dicta su pensamiento o el de su corazón.

DIEGO BUSTAMANTE- Christopher Uckermann

Alumno rico. Es concheto, seductor, hábil manejador de los demás… es el mimado de las chicas, que en su amplia mayoría muere por él. Hijo de un importante político, está predestinado a seguir la carrera política como toda su familia. Vive en conflicto con su padre quien espera de él siempre un poco más y que nunca está conforme con lo que DIEGO hace. Está acostumbrado al poder, es hijo de él, y a resolver las cosas «políticamente». Para él, como para su padre, el fin justifica los medios… y es capaz de hacer cualquier cosa para lograr sus objetivos. Un día descubrirá que ese hombre rígido, modelo intachable del éxito, no es más que un corrupto y toda su vida se desmorona.

TEO RUIZ-PALACIOS – Eddy Vilard

Es el ‘nerd’ de la clase, está en el colegio desde 1er año, y desde siempre soporta todo tipo de burlas y cargadas. La apariencia física no lo ayuda, es encorvado, desgarbado, mira siempre para abajo, usa el cabello hacia atrás engominado y unos enormes anteojos. Es buen alumno, de los mejores, aplicado y responsable trata de refugiarse en el estudio para escapar de la realidad que lo rodea. Nunca se defiende. Es observador, pero habla muy poco. Es solitario y lo único que quiere es pasar desapercibido, cosa que nunca logra porque la excesiva tensión lo hace cometer torpezas. Cree que tiene problemas, que no es del todo normal. Es hijo de una familia de dinero y aunque él dice que los fines de semana va a su casa se queda en un hotelito en el pueblo (lo descubrirá Lupita) y va a su casa sólo cuando es imprescindible. Su familia tampoco le reclama la presencia.